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Historia:
 Se convirtió en un oficio en China cuando a través carpas y caravanas formaba parte cortes de reyes y del entretenimiento social en el siglo II a.C. Tiempo después en Grecia y posteriormente en Roma aparecen en las ataleas tradición que formaba parte de una obra teatral. Ocupó una parte importante de la vida europea a partir del siglo XVI cuando formaba parte del entretenimiento de reyes, pero no todo el tiempo pasaban dentro de castillos; cuando no estaban sirviendo a sus majestades, acudían a cantinas y bares para mofarse de la sociedad además de que en sarcásticos chistes contar secretos de cortesanos. Desempeñó diferentes papeles en la historia, en algún momento formó parte de las cortes de reyes, en otras era el entretenimiento entre acto intermedio de carpas o espectáculos de teatros de revistas, llegó a considerarse el alma del circo.
Tipos de payasos:
Existen 4 tipos de payasos: Clown, Augusto, Contraugusto y Tony:
·         El Clown: También es conocido como el Oliver. Vestido con un traje brillante y serio, es aparentemente digno y autoritario. Porta la máscara de Pierrot: un maquillaje blanco, y la ceja (en ocasiones) dibujada en la frente, reforzando el carácter del payaso. El rojo se utiliza para los labios, la nariz y las orejas. Una mosca, alguna referencia a las copas, se coloca en el mentón o la mejilla. El payaso blanco es guapo, elegante, petulante, a veces autoritario y malicioso, refuerza la valía del augusto.
·         El Augusto: Lleva habitualmente la nariz roja, un maquillaje que combina con el negro, rojo y blanco, peluca grotesca, ropa de colores brillantes, zapatos enormes, y es totalmente impertinente y es el promotor de todo tipo de travesuras. Desestabiliza al payaso blanco, desbaratando todas sus iniciativas. Con su intervención, la catástrofe está asegurada. Para llevar a cabo una actuación a través de un número en el que los accidentes están relacionados.
·         El Contraugusto: Es el segundo Augusto y su complemento. "Augusto del Augusto" es un payaso torpe que no entiende nada, lo olvida todo, y cuyas acciones terminan siempre en un desastre.
·         El Tony:  Su configuración, definida hacia 1870 a partir del “augusto”, el payaso bobo, que cuando trata de ayudar a cambiar los aparatos en la pista, se cae rodando por el aserrín, o se enreda los pies en las alfombras, fue creado por el escullere Tom Belling, en 1864, en el circo alemán Renz, cuando el artista, molesto por tener que ayudar en la pista y para divertir a sus colegas, se pone un traje demasiado grande y se muestra tan torpe que despierta gran hilaridad en el público. El éxito hace acallar la furia del director, que le pide que repita su actuación y la desarrolle cada vez más. “Augusto”, el apodo alemán para las personas torpes, queda para este personaje en Europa; y “Tony” se usa en Argentina, Chile y Bolivia por la fama del payaso inglés Tony Grice. El tony, con su demasiado grande o demasiado pequeño traje (generalmente negro en Europa y de colores fuertes en América), hace contraste con el elegante atuendo blanco o rosado con aplicaciones de figuras, bordados o lentejuelas, las medias blancas y los zapatos de baile del clown. El lujo y la marginalidad confrontan los personajes.

Miedo a los payasos:
A pesar de ser acompañado de connotaciones coloridas y festivas, mucha gente muestra temor hacia el personaje. Muchas imágenes representan al payaso en una forma caricaturesca y perturbante. La fobia a los payasos se conoce con el nombre de coulrofobia. Se define como un persistente, anormal e injustificado miedo a los payasos.

Es muy común en niños, pero en algunos casos da en adolescentes y adultos. Quienes sufren de esta fobia reconocen que lo que les asusta más es el maquillaje excesivo, su nariz de color rojo fuerte y sus extraños cabellos, lo que oculta su verdadera identidad. A menudo se adquiere este miedo luego de haber tenido una mala experiencia con payasos durante la infancia, o por haber visto el retrato de un payaso siniestro. No todos los que sufren de coulrofobia la experimentan en igual grado: algunos sienten un auténtico pánico, en otros es más bien un recelo que no llega a ser terror.


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